Pues bien, este problema tiene nombre y se conoce como Síndrome de Burnout o síndrome del trabajador quemado. Está reconocido como un trastorno laboral por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y hace referencia a un estado de agotamiento mental, físico y emocional, prolongado en el tiempo, que se produce con motivo de la cronificación del estrés laboral.
Entre las consecuencias de este fenómeno, que afectó a cuatro de cada diez trabajadores el año pasado, según una encuesta elaborada por Adecco, destacan la alteración de la personalidad y la autoestima del trabajador.
Los síntomas principales de este síndrome de desgaste laboral son la depresión y la ansiedad, que son los desencadenantes de buena parte de las bajas laborales. No obstante, hay otros indicios que señalan que un empleado puede encontrarse en esta situación: falta de concentración, nerviosismo permanente, poca realización personal, insomnio, irritabilidad, bajo rendimiento o absentismo laboral.