P- ¿ayudan a ser más precisos a la hora de administrar medicamentos?
R- Efectivamente. Si a ti te duele la cabeza, la aspirina o paracetamol tienen que recorrer el cuerpo entero, y entonces se va desgastando por el camino. De hecho necesitamos cada vez más para que haga efecto. Empezamos con 250 mg de paracetamol, y ahora ya estamos con 1 gramo o incluso 2. Con este material puedes poner lo que necesitas porque lo llevas justo al sitio neurológico. Además, el fármaco se va liberando progresivamente y dura el efecto varios días. Una cápsula llega para todo el día, no hay que tomarse cuatro comprimidos.
«Con este sistema podemos llevar el fármaco a un tumor determinado. Esto tiene muchas ventajas. Como el tumor suele estar en hígado, pulmón, etc., con un imán u otro sistema el fármaco lleva el comprimido hasta el mismo sitio de acción y en vez de, por ejemplo, poner 100 mg de cisplatín, que se usa para tratar el cáncer, puedes poner la cantidad que se necesita»
P- Se encuentran entonces en la fase de experimentación animal…
R- Sí. Para que un medicamento salga al mercado hay varias fases. Primero se hace in vitro en el laboratorio. Y ya hemos visto que funciona perfectamente y que no es tóxico para el ser humano. Segundo, experimentamos en ratones, y como nosotros no tenemos autorización, buscamos una empresa que sí pudiese. Ahora tengo que encontrar un laboratorio para que lo lleve a experimentación clínica, es decir, a probarlo en pacientes que tengan estos tumores y que se ofrezcan voluntarios. Hay cuatro fases que pueden durar 20 años fácilmente. Cuando alguien dice que ha descubierto un medicamento, hay que tener en cuenta que existen cuatro fases antes de que llegue al mercado, por lo que su salida puede durar hasta 20 años. La única vez que no se hicieron estas fases fue con la vacuna del Covid. En tres meses se hicieron todas.