¿Miedo al agua? Se llama hidrofobia y estos son sus síntomas y tratamiento

¿Miedo al agua? Se llama hidrofobia y estos son sus síntomas y tratamiento

Es un miedo irracional y excesivo que, más allá de los síntomas cognitivos, también se puede manifestar de forma física

La hidrofobia, o miedo al agua, es más común de lo que parece. Aunque no hay datos oficiales, se habla de que un 10% de la población española puede sufrir esta fobia que, irremediablemente, aumenta durante la temporada estival.

Un miedo irracional y excesivo que, más allá de los síntomas cognitivos (idea catastrófica o pensamientos irreales), también se manifiesta de forma física: hiperventilación, taquicardia, mareos o sudoración.

Se trata, por tanto, de un trastorno de ansiedad que suele aparecer en la infancia y que, normalmente, con los años va desapareciendo.

No obstante, en algunas ocasiones no es necesariamente incapacitante. La fobia al agua puede ir desde el miedo a ahogarse hasta negarse a ingerir líquidos o incluso evitar ducharse.

Según explica a ‘Guías de Salud’ la psicóloga Ana Gómez Peña, del Instituto Psicológico Claritas, el miedo al agua es muy frecuente en los niños “porque suelen ser situaciones inesperadas a las que rara vez se han visto expuestos”

Además, “existe una teoría que nos habla de una parte biológica de supervivencia que nos hace ser cautos al agua, para prevenir ahogamientos”.

¿Cómo superar el miedo al agua en pleno verano?

La estrategia más potente, señala Gómez Peña, es afrontar la situación, “aunque nos de miedo”.

Evitar aquello que da miedo, en un inicio, hace que baje la ansiedad ante el estímulo temido, pero esto solo sirve a corto plazo.

  • «A largo plazo, evitar situaciones que nos generan sensación de incapacidad hace que el miedo vaya siendo cada vez más grande. La relajación, al ser una respuesta incompatible con el miedo y la ansiedad, puede hacer que sea más fácil enfrentarse a la situación temida».

Pero, ¿por dónde empezar? Lo primero, exponerse a las escenas temidas y de forma gradual.

  • «Es un proceso costoso y siempre hay excusas para no enfrentarse al miedo, pero con motivación y fijándonos en los pequeños objetivos, se puede mejorar».

Un ejemplo que nos da la psicóloga sobre cómo podríamos actuar:

«Para entender un poco cómo funciona, pongamos el ejemplo de una persona que tiene pánico al mar, por el hecho de ser profundo. Podemos empezar, por ejemplo, con la exposición en imaginación, simulando el olor a mar e incluso el sonido. Poco a poco, según vemos que la ansiedad va disminuyendo, podemos pasar a superficies más grandes. El último paso sería empezar a ir por la orilla del mar o dar un paseo en barco sin tener que bañarse, hasta que la ansiedad se reduzca”.

Fuente: La Nueva España 29-07-2022



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